6 de septiembre de 2009

Basura informática: crece pero nadie se hace cargo

Contaminación. El impacto ambiental es cada vez mayor

ANDRÉS LÓPEZ REILLY para el diario "El País", MVD, UY

En Uruguay se tiran 100.000 PC al año, pero nadie se hace cargo de los desechos contaminantes. Apenas si hay algunas tímidas iniciativas de reciclaje. Y de legislar para que el proveedor se haga cargo de su producto hasta que llega al contenedor.

Es natural: Montevideo produce la mayor cantidad de desechos informáticos y electrónicos del país. Pero la Intendencia no se hace cargo de ellos, porque considera que se trata de un problema de carácter "nacional".

La Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) surge entonces como el organismo con responsabilidad y competencia en el tema, aunque esta dependencia ministerial tampoco puede hacer mucho, cuando no existe una legislación adecuada que permita sancionar a empresas y particulares que desechan artefactos electrónicos y eléctricos, sin conciencia ambiental alguna.

No son "residuos sólidos urbanos", sino "industriales". Por lo tanto, se trata de un tema nacional y no departamental. Más allá de que haya emprendimientos para abordar el problema momentáneamente, es un tema que hay que solucionar a nivel nacional", aclaró a El País el director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia, Néstor Campal.

En una reciente comparecencia ante la Comisión de Medio Ambiente del Senado, el ingeniero Juan Grompone reveló que hay unas 600.000 computadoras en uso en Uruguay, que tienen una vida útil promedio de seis años. Por tanto, "debemos estar desperdiciando 100.000 computadoras al año, un número escalofriante, que terminan en lugares como depósitos y basurales", apuntó el experto.

"Es un problema muy complejo para nosotros porque nos aparecen muchas computadoras en los contenedores. Y como hoy tienen un valor muy bajo, ya ni siquiera se las llevan. En esos casos, van para el vertedero, no hay otra solución", agregó Néstor Campal.

En lo que hace a los celulares, ya superaron la unidad por habitante y dejaron muy atrás a la telefonía fija: según la Dinama, se venden aproximadamente 1.000.000 por año, aunque, claro está, no todos los "viejos" se tiran a la basura.

En lo que hace a residuos informáticos, lo más común de encontrar en los contenedores son los monitores de tubo, que se van cambiando por las pantallas planas. Y justamente aquéllos -tremendamente perjudiciales para la vista- son de los más contaminantes.

Uno de los problemas son los plásticos, que si se queman, desprenden cloro. Pero además, hay plomo en el tubo de imagen y trazas de otros metales, como cobre y cadmio. Lo único fácilmente aprovechable son los bobinados de cobre que se encuentran en su interior.

¿QUÉ HACER?

Si una empresa o un particular quieren deshacerse de desechos informáticos, o electrónicos, pueden recurrir a la Intendencia, que cobra 1 UR ($ 420) por tonelada retirada.

Todo va a parar al vertedero municipal de Felipe Cardoso, donde se almacenan también las pilas, en este caso en grandes caños rellenos de cemento, ante la imposibilidad de reciclarlas.

Pero la Intendencia también proporciona al interesado el teléfono de la Cooperativa para Reciclaje de Componentes Electrónicos (Crecoel), que funciona en el PTI del Cerro. Se trata, en realidad, de una "sociedad de hecho", en la que trabajan tres personas, que aspira a constituirse en cooperativa una vez que tenga más integrantes.

La empresa recepciona equipos electrónicos "línea gris" (básicamente de informática y telecomunicaciones), los cuales desarma, limpia y clasifica, vendiendo todo lo reutilizable.

"Nosotros contratamos un fletero y llevamos personal para cargar los materiales. Levantamos monitores, torres, equipos de audio, televisores, impresoras y celulares sin baterías. Pero los tubos de los monitores, se devuelven a la empresa", explica a El País Raúl Rodríguez, vocero de la Crecoel.

Por este trabajo, cobran 2 UR por metro cúbico, por lo que en este caso el peso de los materiales retirados tiene una incidencia relativa en el valor del servicio.

Por el momento, Crecoel no está exportando y vende casi todo a Werba S.A. -el mayor reciclador del país-, que compra metales no ferrosos como aluminio o cobre. Con ellos, hace lingotes que luego exporta.

"Al reciclar metales no ferrosos, aseguramos la disponibilidad indefinida de materias primas para un crecimiento económico sustentable", señala el portal de Internet de Werba.

El remanente de lo que procesa Crecoel termina en la empresa Rafael, que a su vez se lo vende a Gerdau Laisa S.A., una siderúrgica que se dedica a la producción de acero a partir de la chatarra. Y los residuos que no puede reciclar, se llevan al vertedero municipal de Felipe Cardoso, que como a cualquier vecino, les cobra 1 UR por tonelada para darles disposición final.

Crecoel vende el cobre a $ 70 el kilo, el aluminio y las plaquetas de computadoras a $ 12, el cable forrado (que no están autorizados a quemar) a $ 15 y las baterías a $ 12. Por la chatarra, recibe $ 1 por kilo.

RESPONSABILIDADES.

En 2008, el senador Alberto Cid (FA) presentó un proyecto de ley sobre "responsabilidad extendida" de las empresas, para obligar a las proveedoras de insumos informáticos o electrónicos a hacerse cargo de ellos, una vez que son desechados o que terminan su vida útil. No existe una legislación similar en Latinoamérica y el tema está a estudio en Estados Unidos. "La Comunidad Europea sí la tiene", dijo Cid a El País.

De todos modos, Campal indicó que empresas norteamericanas como la informática Hewlett Packard están obligadas a recuperar un porcentaje específico de sus ventas. Es decir, a reciclar y a reutilizar materiales.

El senador Cid, médico de profesión, reconoce que su proyecto no será votado en la presente legislatura. Y que una ley como la que impulsa, no será posible en menos de dos años.

"El Ministerio de Medio Ambiente tomó con agrado el proyecto, aunque expresó las dificultades de hacer un sistema de recolección de residuos. Y pidió por lo menos 24 meses para la implementación. En principio, estaría como suspendido su tratamiento", dijo el legislador.

Esa recolección -aclara Cid- podrá estar a cargo de empresas públicas o privadas. Por lo que la "responsabilidad" de los proveedores de equipos informáticos, podrá "tercerizarse" mediante la contratación de otras empresas.

"El destino que yo imagino para los desechos electrónicos tiene tres caminos. En primer lugar, la reutilización de los mismos en instituciones que por su perfil de prestación de servicios, no necesitan un hardware de mucha relevancia. Por ejemplo, el Ministerio de Salud Pública, para hacer una historia clínica, no precisa más que una computadora elemental. Otro camino sería el entrenamiento de nuestros técnicos en la reparación, montaje y búsqueda de productos. Y por último, el reciclaje, donde ya hay una empresa que está trabajando en el PTI del Cerro", agregó el legislador.

Donaciones: cuando la limosna es grande...

… hasta el santo desconfía", dice el refrán. Muchas veces, países como Uruguay reciben donaciones de equipos informáticos usados, que en algunos países incluso son rechazadas. Y que en otros del "primer mundo", prácticamente carecen de valor, por encontrarse casi al término de su vida útil. Esto genera un problema de corto plazo, pues a esos equipos habrá que darles disposición final, lo cual muchas veces es más costoso que pagar un flete para llevarlos a otro país.

Mercedes Aramendía, representante de la Cámara de Telecomunicaciones, consideró en la Comisión de Medio Ambiente del Senado que debería incluso prohibirse la importación de productos usados.

Con respecto a las donaciones, la experta dijo que "en los países del primer mundo es muy común sacar del medio, como forma de olvidar el problema de la reutilización y el reciclaje, a aquellos aparatos que ya no son útiles o modernos".

En Uruguay, los productos refurbished (reparados o recuperados) son una opción cada vez más frecuente para acceder a un equipo de menor costo.

Las cifras

100.000 Computadoras por año se desechan en el país, según estimaciones del ingeniero Juan Grompone. En general, van al contenedor.

1 UR se cobra por tonelada de basura que se arroja en el vertedero municipal. La empresa Crecoel recicla a 2 UR el metro cúbico.

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