La educación uruguaya en el debe

Exclusión social. Una desigualdad "intolerable" para las pautas de Uruguay

PILAR BESADA

Esta semana el INE reveló un informe según el cual 181.000 personas dejaron de ser pobres. Sin embargo, temas como la distribución de la riqueza y la educación pública aún están en el debe de las políticas sociales.

Para el sociólogo César Aguiar, de Equipos Mori, en Uruguay es "particularmente grave" la exclusión derivada del atraso educativo. "Si se mantiene en el tiempo, se transforma en un atraso progresivo del Uruguay en el contexto internacional", sentenció.

Estas fueron algunas de las consideraciones que se escucharon sobre las políticas de inclusión social en una jornada sobre el tema organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que tuvo lugar el pasado miércoles. Allí participaron también representantes de los cuatro principales candidatos a la presidencia, quienes presentaron las estrategias que cada partido político propone en la materia.

Para Aguiar, aunque comparado con la gran mayoría de los países latinoamericanos, Uruguay se ubica en una posición privilegiada en términos de inclusión, exclusión y desigualdad social. Pero señaló que "comparado con los valores predominantes en la sociedad uruguaya, los niveles de exclusión y desigualdad percibidos son intolerables".

El sociólogo también consideró que, aunque en los últimos años se han producido "avances" en la disminución de la pobreza y la inclusión, "no han habido cambios significativos en términos de desigualdad".

Como indicadores de este hecho, consideró la evolución de la incidencia de la pobreza desde 1991, y la variación en el índice de Gini, que mide la desigualdad de los ingresos.

"La historia recordará a la década del 90 como un período de alto crecimiento de la pobreza en todo el país", observó Aguiar, y advirtió que este crecimiento se acentuó entre 2001 y 2004. Ese año, la pobreza comenzó a descender.

Por otro lado, la evolución del índice de Gini, que muestra la distribución del ingreso, "no ha mejorado sustancialmente desde 1991", apuntó Aguiar.

Aunque estas conclusiones de Aguiar fueron expuestas previo a conocer el último informe de pobreza del INE, consultado por El País a la luz de ese informe, el sociólogo consideró que, de todos modos, sus tesis "se mantienen". La mejora en el índice de Gini -que pasó de 0,444 en 2007 a 0,424 en 2008-, "todavía es una mejora modesta", señaló Aguiar, quien sostiene que, aunque se han producido mejoras en los últimos años, "todavía no ha afectado los aspectos distributivos".

Más allá de la política de ingresos y transferencias, Aguiar consideró que, con una mirada crítica de la situación actual, se puede ver que "hay dos áreas centrales" de las políticas públicas "donde no se han obtenido resultados relevantes: la educación pública y el acceso a viviendas formales".

Aguiar comentó que Uruguay es "uno de los pocos países del mundo" que ha entrado en un proceso avanzado de deterioro del sistema educativo público. "Se ha deteriorado en forma regular en los últimos 15 años, y no hemos tenido capacidad alguna de encauzar ese deterioro", sentenció. A su juicio, la discusión de estos temas "es una responsabilidad de la sociedad civil", y debe ser analizado "con independencia de los partidos políticos". Los partidos, "por su actividad", convierten el debate educativo "en una discusión puramente política", dijo. Entiende que los políticos deben asumir este tema "en la medida que la sociedad lo puso sobre sus ojos".

Aguiar fue más allá en su evaluación de un futuro de exclusión educativa. Consideró que, si la situación de la educación se mantiene como ahora, "la sociedad enfrenta un horizonte de exclusión cultural", lo cual se cristalizaría en "estratos altos y medios bilingües y conectados a la red" por un lado, y "sectores populares monolingües y con conexiones puramente consumistas" por el otro.