Experiencias valiosas (y a tener en cuenta)

Artículo del diario "El País", MVD, UY

Cuando se habla de la educación vigente en un país hay que tener presente que la misma no es un ente aislado, nacido mágicamente de la nada o impuesto por alguien ajeno a nosotros sino que es, por el contrario, una emanación de la sociedad a la que está integrada. Con el agregado de que ambas -educación y sociedad- se influyen recíprocamente, se interpenetran y se explican mutuamente.

Por tanto, es ocioso decir que la mala calidad de un sistema educativo obedece a tal o cual sector o actores del mismo porque todos ellos son agentes o consecuentes y representantes de la educación que recibieron y ésta lo es de la sociedad a la que pertenece.

Parodiando a lo que se suele afirmar de los gobiernos, cabe decir que cada pueblo tiene la educación que se merece.

Expuesto lo que antecede, corresponde dejar sentado que si nuestro Uruguay no supera las tantas veces denunciada mala calidad de nuestra enseñanza es porque la población, de la que es reflejo, no puede producir otro tipo de educación que ésa, que tanto denigra.

De aceptarse este punto de vista, ¿hay alguna manera de destruir este círculo vicioso? Creemos en la respuesta afirmativa.

Está el ejemplo de varios países que, simplemente, observaron y estudiaron qué era lo exitoso en otros lugares del mundo, lograron el indispensable consenso político interno y aplicaron en su medio las fórmulas consiguientes.

Expondremos algunas de esas medidas adoptadas -o las informaciones afines- no para que sean imitadas sin atender a nuestras peculiares características nacionales y a nuestras posibilidades, a pie juntillas, sino para que sirvan de inspiración de los temas a debatir.

• Primero, un dato de la realidad: en Latinoamérica, el 42% de los egresados universitarios cursó ciencias sociales (sigue rigiendo el ideal de "M`ijo el dotor"), el 14% egresó de cursos de ingeniería y tecnología y sólo el 5% se especializó en carreras vinculadas a la producción de la tierra. (Estos porcentajes pueden sufrir alguna variación). 
• China, en cambio, produce 1.242.000 ingenieros por año, 16.000 historiadores y 1.500 filósofos, en igual período. 
• Toda América Latina invierte en investigación y desarrollo menos que Corea del Sur: esta última registra 80.000 patentes en Estados Unidos contra el millar que registra Latinoamérica entera. 
• Singapur carece por completo de materias primas, incluso de agua potable, pero exporta por valor de 250 mil millones de dólares (tanto como Venezuela, Argentina y Chile juntos). Una vez al año, sus escolares y liceales visitan un país del exterior; los universitarios deben hacer un curso, por lo menos, en el extranjero. 
• El caso finlandés:
• Las clases de Primaria cuentan -cada una y en cada salón- con tres maestras: la titular, que está a cargo del curso; la asistente, que, sin interrumpir a la titular, atiende al niño que considera no ha entendido bien y la especial, que dicta clases de una hora, una, dos o tres veces a la semana, a los más rezagados. 
• Las niños rinden tres exámenes anuales y, además, otro exigente examen si aspiran a ingresar en Secundaria. La deserción, fuente de la desigualdad social, prácticamente no existe. 
• Los maestros -egresados universitarios (se admite sólo el 10% de los postulantes) son evaluados cada tres años por expertos internacionales contratados. Pueden ser destituidos. Tienen buenos sueldos y gran prestigio social. 
• En Finlandia se aplica el "Wilma", un programa de computación mediante el cual los maestros están en contacto constante con los padres de sus alumnos. 
• La educación es gratuita en todos los niveles pero, además, los universitarios reciben un subsidio de 460 dólares mensuales (¡!)... Ya se piensa adoptar el sistema inglés y sueco: que el que pueda pague y el que no pueda hacerlo recibirá un préstamo que devolverá, dos años después de haberse recibido y empleado, en pequeñas cuotas mensuales.

Uruguay: no vamos a inventar ni la rueda ni la pólvora, pero podemos aprender de la experiencia ajena...