Estas afirmaciones pertenecen al economista Alejandro Cid, director del Centro de Investigaciones Aplicadas sobre Pobreza, Educación y Familia de la Universidad de Montevideo, co-autor, junto con Ana Balsa, investigadora senior de dicho centro, de una investigación sobre el "Impacto del Liceo Jubilar en el barrio Casavalle".
Ese estudio les insumió más de un año y medio de seguimiento y les demandó un extenso trabajo de campo. Tuvieron que visitar a 241 estudiantes -88 del Liceo Jubilar y 153 de otros liceos públicos-, encuestarlos, tomarles pruebas, conocer sus hogares y dificultades, dialogar con los padres y escuchar sus visiones, temores y esperanzas. Se hizo una evaluación científica, es decir, similar al testeo de un nuevo medicamento en un laboratorio a efectos de probar realmente si el modelo de ese centro de enseñanza es positivo para los adolescentes de la zona.
A continuación, un extracto que me pareció interesante:
-¿Se observan grandes diferencias en las tasas de deserción de ambos grupos?
AC-Estos primeros resultados muestran que el hecho de asistir al Jubilar redujo el riesgo de deserción del Primer Año del ciclo básico en 10 puntos porcentuales, una disminución de 100% con respecto al grupo de control. En otros términos, uno de cada diez adolescentes que no salieron sorteados para entrar al Jubilar -y se anotaron en liceos públicos- había abandonado sus estudios en Primer Año a fines de 2010, mientras que la tasa de deserción fue cero en el Jubilar. Al indagar sobre los motivos del abandono, la mayoría de los desertores, que fueron niñas, contestó que se debía a razones de inseguridad dentro del liceo o durante el traslado hacia o desde el centro educativo.
-¿Y cuáles han sido los resultados en cuanto a niveles de escolaridad?
AC-A pesar de que el tamaño promedio de los grupos en el Jubilar es de 35 alumnos frente a 26 en promedio en los liceos públicos a los que asisten los jóvenes del grupo de control, hubo un mejor desempeño académico de los estudiantes del grupo bajo tratamiento que se verifica en las tasas de repetición. El 21% de los jóvenes que no salieron sorteados y se anotaron en institutos públicos no pasó a 2|° Año del ciclo básico frente al 3% de repetición en el Liceo Jubilar. Si bien parte de esta diferencia se debe a la deserción ya mencionada, se detectan mejores resultados de promoción para el Jubilar aun cuando no se considere a los que abandonaron el curso.
Modelo
-¿Se diferencian los programas educativos del Liceo Jubilar de los que rigen para los liceos públicos?
AB-El Jubilar es un centro educativo de tiempo completo. Además de los cursos reglamentarios que tienen las mismas exigencias curriculares y metodológicas de los liceos públicos, los estudiantes están obligados a tomar cursos extracurriculares y elegir entre varios talleres educativos y recreativos. Cada alumno pasa en promedio nueve horas diarias en el centro educativo y el año escolar es de 44 semanas, o sea seis semanas más largo que en la educación pública.
El modelo educativo es altamente personalizado y centrado en la disciplina. La institución realiza un trabajo estrecho con las familias y la comunidad. Además de comprometer a los padres a participar en actividades del centro educativo, tales como la limpieza del liceo, ayuda con las comidas, acompañamiento en actividades o paseos, el liceo ofrece cursos de informática, cocina y deportes para adultos en la comunidad.
-¿Qué otros aspectos del modelo educativo inciden en la escolaridad?
AC-Algunos resultados se pueden ver comparando a los que salieron sorteados y entraron al Jubilar respecto a los que se presentaron pero no figuraron en el sorteo. En primer lugar, es interesante notar que los estudiantes del Jubilar tienen un mayor número de suspensiones durante el año. Esta diferencia, aunque poco importante en magnitud, arroja luz sobre un aspecto clave en el enfoque pedagógico de Jubilar: la disciplina.
Los estudiantes del Jubilar pasan 3,50 horas más por día en el liceo que los que no salieron sorteados y se anotaron en el liceo público, cuya permanencia es de 5,30 horas diarias. Este horario prolongado se asocia con menos tiempo de sueño y menos tiempo en la calle, según lo declarado por los encuestados.
Por JORGE REBELLA para diario "El País", MVD, UY
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