La enseñanza media debería ser prioritaria, en primer lugar, porque se ocupa de más gente. El conjunto de los liceos uruguayos atiende a unos 260 mil alumnos y la educación técnica recibe a otros 65 mil. Esto significa que hay unos 325 mil alumnos de enseñanza media. La cifra total de estudiantes universitarios, por su parte, ronda los 95 mil. Quiere decir que, por cada estudiante universitario, hay tres en la enseñanza media.
La enseñanza media debería ser prioritaria, en segundo lugar, porque allí operan los más feroces mecanismos de discriminación social. De cada tres alumnos que empiezan Enseñanza Secundaria, sólo uno la termina. (Para tener un punto de referencia cercano: en Chile, tres de cada cuatro consiguen hacerlo). Y los que quedan por el camino suelen ser los más débiles. Mientras el 75 por ciento de los jóvenes uruguayos que pertenecen al 20 por ciento de hogares más ricos consigue terminar Bachillerato, eso sólo ocurre con el 7 por ciento de quienes crecen en el 20 por ciento de hogares más pobres.
En tercer lugar, la enseñanza media debería ser prioritaria porque, tal como muestra la prueba internacional PISA, nuestros alumnos están aprendiendo poco. La última edición de esa prueba reveló que el 42 por ciento de los estudiantes uruguayos está por debajo del nivel de competencia mínima en ciencias. El 47 por ciento está en esa situación en lectura y el 46 por ciento en matemática. La prueba muestra también que Uruguay es uno de los países más inequitativos del mundo en materia de aprendizajes. Dicho de otro modo: es uno de los que exhibe una mayor distancia entre lo que aprenden los que aprenden más y lo que aprenden quienes aprenden menos. Todo esto ocurre pese a que el gasto por alumno en Secundaria se duplicó en la última década.
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