24 de mayo de 2011

Mirando hacia SINGAPUR...

Esta isla asiática tiene casi la misma superficie que Montevideo pero tiene 4.6 millones de habitantes, 52.000 dólares de ingreso per cápita (EE.UU. tiene 47 mil), un desempleo del 2%, importa hasta el agua potable que consume, pero exporta por valor de 235 mil millones de dólares (casi más que Brasil y Argentina juntas). 

La manía nacional de Singapur es la educación. Hasta los billetes más populares lucen la imagen de un grupo de estudiantes oyendo una lección... Desechando los idiomas vernáculos implantó el inglés como lengua oficial. Esto facilitó el acceso de las empresas inversoras internacionales tanto como la inserción de Singapur en el mundo global.

Las escuelas primarias deben enviar a no menos de un tercio de sus alumnos en una excursión guiada al extranjero; las de Secundaria, a un 40% del alumnado y las universitarias, a un 50%. Además, se beca a miles de estudiantes extranjeros para estudiar en Singapur. Consecuencias: aumenta la diversidad cultural y se adquiere, desde temprana edad, una visión directa del mundo real.

Hay cien de las mejores universidades del mundo instaladas en Singapur. Expiden títulos y tienen las mismas exigencias curriculares que en sus países de origen. El nivel de la enseñanza terciaria es, pues, elevadísimo.

Los alumnos de Primaria son evaluados según su rendimiento y "canalizados" hacia el área más concordante con el rango escolar obtenido.
Al finalizar Primaria, se exige un examen de Egreso; éste habilita -según su resultado- a entrar en un liceo de alto nivel (ciencias, matemáticas, lenguas, etc.) o en escuelas politécnicas y vocacionales (ingeniería, química, informática, deportes, etc.). Al finalizar el segundo ciclo, también hay un examen de Egreso.

Los maestros están muy prestigiados socialmente. Son evaluados cada año y pueden ser despedidos (sucede con un 3% anual). Se seleccionan entre el 30% de los que obtienen mejores calificaciones en los cursos de formación. Gozan de elevados sueldos.

Los alumnos de Primaria con rezago acuden a "centros de tutoría" que les permiten ponerse al día en sus estudios. Diariamente, estos niños asisten, en total, a doce horas de clase.

En Singapur, todo el sistema educativo se basa en el mérito. Se lo reconoce y se lo gratifica.
 
Ahora bien, si alguien se pregunta por qué razón Singapur es el primer productor mundial de plataformas petroleras submarinas y es centro financiero y comercial de primer orden, la respuesta es: porque su educación está dirigida a la industria y a los servicios propios del s. XXI, porque forja la autoestima del educando y aplica el rigor sin contemplaciones, porque cree en el valor del estudio y del espíritu de lucha en procura del éxito, sin facilismos ni demagógicas permisividades. 
 


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