THE ECONOMIST
Wal Mart, el gigante de las ventas minoristas de EE.UU., alimenta bases de datos que equivalen a 167 veces el contenido de la Biblioteca del Congreso estadounidense. Facebook alberga 40.000 millones de fotos.
Son ejemplos que cuentan la misma historia: el mundo contiene una inimaginable cantidad de información digital que sigue creciendo cada vez más rápido. Eso abre la posibilidad de hacer muchas cosas que antes era imposible hacer: detectar tendencias de negocios, prevenir enfermedades, combatir a la delincuencia, entre otras.
Bien administrados, los datos pueden ser usados para abrir nuevas fuentes de valor económico, dar renovados enfoques a la ciencia y controlar la acción de los gobiernos.
Pero también están creando una diversidad de nuevos problemas. Pese a la abundancia de herramientas para captar, procesar y compartir -sensores, computadoras, teléfonos móviles y similares- esa información ya supera la capacidad de almacenaje existente. Por sobre todo, proveer seguridad a los datos y proteger la privacidad se están convirtiendo en algo cada vez más difícil, a medida que la información se multiplica y es más compartida alrededor del mundo.
Alex Szalay, un astrofísico que se desempeña en la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, señala que la proliferación de datos hace que la información sea cada vez más inaccesible. "¿Cómo hacer que todos estos datos tengan sentido?", pregunta. "La gente debería estar preocupada por cómo entrenamos a la próxima generación, no sólo de científicos, sino de personas que actuarán en el gobierno y en la industria".
Desde el punto de vista epistemológico, la información se compone de una colección de datos, en tanto el conocimiento se forma con una serie de hebras de información. Pero, las palabras dato e información son cada vez más difíciles de separar en su significado.
El negocio de administrar la información -ayudar a las organizaciones para que la proliferación de datos tenga sentido- está creciendo a pasos gigantescos. En los últimos años, Oracle, IBM, Microsoft y SAP han destinado más de US$ 15.000 millones para comprar empresas de programas de computación especializadas en la administración de datos y análisis. Se estima que ese sector tiene un valor superior a los US$ 100.000 millones y sigue creciendo a un ritmo de casi 10% por año, casi el doble de todo el negocio del software.
Los CIO (Jefes Ejecutivos de Información) se han hecho de alguna manera más prominentes en las empresas, al tiempo que ha surgido un nuevo tipo de profesional: el científico de la información, que combina la pericia de un programador de software con la de un experto en estadística, las habilidades de un narrador con las de un artista, para encontrar las pepitas de oro que están ocultas bajo montañas de datos.
El economista jefe de Google, Hal Varian, pronostica que el trabajo de los expertos en estadística será el más atractivo. Los datos están ampliamente disponibles, pero lo que escasea es la capacidad para extraer sabiduría de ellos.
IMPACTO. Existen muchos motivos para la explosión de la información. El más obvio es la tecnología. A medida que la capacidad de los dispositivos digitales crece y los precios se desploman, los sensores y adminículos están digitalizando una cantidad de información que antes era inaccesible.
Mucha más gente tiene acceso a herramientas más poderosas. Por ejemplo, en todo el mundo hay 4.600 millones de suscripciones a la telefonía móvil -debido a que muchas personas tienen más de un teléfono celular, los 6.800 millones de habitantes no están tan bien provistos como parecen indicar las cifras- y entre 1.000 millones y 2.000 millones de personas son usuarios de Internet. Hay muchas más personas que interactúan con la información.
Entre 1990 y 2005, más de 1.000 millones de personas alrededor del mundo entraron a la clase media. A medida que tienen más riqueza y más conocimiento, alimentan el crecimiento de la información, apunta James Cortada, de IBM, quien ha escrito dos docenas de libros sobre la historia de la sociedad de la información. Los resultados se reflejan en la política, la economía y el derecho.
"Las revoluciones científicas, con frecuencia, han sido precedidas por una revolución en las mediciones", señala Sinan Aral, profesor de negocios en la Universidad de Nueva York. Así como el microscopio transformó la biología al exponer a los gérmenes, y el microscopio de electrones cambió la física, toda la información está dando vuelta las ciencias sociales, explica. Ahora, los investigadores pueden comprender el comportamiento humano a nivel de la población en lugar de poder hacerlo solo a nivel individual.
La cantidad de información digital se multiplica por diez cada 5 años. La Ley de Moore -que ahora la industria de la computación da por sentada- dice que la potencia de procesamiento y capacidad de almacenaje de los chips de computación se duplica o sus precios se reducen a la mitad cada 18 meses. Los programas de computación también mejoran.
Una vasta cantidad de la información es compartida. Para 2010, la cantidad de tráfico que fluirá por internet anualmente llegará a 667 exabytes (ver definiciones aparte), de acuerdo con lo que señala Cisco, un fabricante de equipos de comunicación. La cantidad de datos sigue creciendo más rápido que la capacidad de la red de canalizarlos.
La gente se quejó durante mucho tiempo porque estuvo inundada de información. Lo que está ocurriendo ahora va más allá del crecimiento incremental. El cambio cuantitativo ha comenzado a producir la diferencia cualitativa.
"Estamos viendo la capacidad de formar economías alrededor de los datos. En mi concepto, es el gran cambio a niveles sociales y hasta macroeconómicos", indica Craig Mundle, jefe de investigación y estrategia de Microsoft.
El análisis cuantitativo sofisticado se aplica a muchos aspectos de la vida, no sólo para trazar trayectorias de misiles o definir estrategias de cobertura financiera, como en el pasado.
Por ejemplo, Farecast, que es parte del motor de búsqueda de Microsoft, puede asesorar a clientes cuándo deben comprar un pasaje de avión, ya sea si deben hacerlo ahora o esperar el momento en que el precio se reducirá. Lo hace mediante el análisis de 225.000 millones de registros de vuelos y tarifas. La misma idea es extendida a las habitaciones de hoteles, autos y otros rubros similares. Los sitios web de finanzas personales y de bancos agregan datos para mostrar tendencias macroeconómicas, que pueden terminar desarrollándose en negocios auxiliares por derecho propio.
MANANTIAL. A medida que el mundo se hace cada vez más digital, agregar y analizar los datos derivará en enormes beneficios para otros campos de actividad. Por ejemplo, Mundle, de Microsoft, y Eric Schmidt, el propietario de Google, son miembros de una fuerza de tarea presidencial para reformar el sistema de asistencia de la salud en Estados Unidos.
"Al comienzo de este proceso, Eric y yo dijimos: si realmente quieren transformar el sistema de asistencia de la salud, básicamente deben construir una suerte de economía en torno de la información que se refiere a la gente", explica Mundle.
"No se debe pensar en los datos como algo que emana de la provisión de servicios de salud, sino que se convierten en un activo central para descifrar cómo puede mejorarse cada uno de los aspectos de la atención a la salud. Hay que invertir un poco los términos".
Por cierto, los registros digitales deberían facilitar la actividad de los médicos, reducir los costos y mejorar la calidad de la atención a los pacientes.
A veces, los datos revelan más de lo deseado. Por ejemplo, la ciudad de Oakland, California, difunde información sobre las detenciones que llevó a cabo, en un sitio web privado. Una vez reveló que la policía hacía operativos contra la prostitución en una calle determinada, todos los días, con excepción de los miércoles. Les hubiera convenido mantener esa táctica en reserva.
La enormidad de datos puede tener consecuencias incluso más serias. Durante la reciente crisis financiera quedó en claro que los bancos y las agencias calificadoras de riesgo dependían de modelos que, si bien requerían ser alimentados con grandes cantidades de información, no pudieron reflejar el riesgo financiero en el mundo real. Esa fue la primera crisis encendida por la enorme cantidad de datos. Y, habrá más.
La manera en que la información es administrada toca todas las áreas de la vida. La abundante información disponible permite a las empresas atender los sectores de mercado que elijan en cualquier parte del mundo. La producción económica se basaba antes en la fábrica, donde los gerentes controlaban cada máquina y proceso para hacerlos más eficientes.
Ahora, los expertos en estadística bucean en el flujo de información del negocio para obtener nuevas ideas.
"La economía centrada en la información está naciendo", admite Mundle, de Microsoft. "Se pueden ver los lineamientos de la misma, pero las implicancias técnicas, de infraestructura y hasta el modelo de negocios, todavía no son bien comprendidos".
La cifra
100.000 Son los millones de dólares que se estima que vale el mercado del software especializados en la administración de datos y análisis.
Capacidad imposible de imaginar
Bit: (tamaño 1 o 0). Es el apócope de "dígito binario", denominado por el código binario (1 o 0) que usan las computadoras para almacenar o procesar datos.
Byte: (8 bits). Es la unidad básica de computación.
Kilobyte (KB). (1.000 bytes). Proviene de la palabra griega mil. Una página de texto son 2KB.
Megabyte (MB). (1.000 KB). Proviene de la palabra griega grande. Todas las obras de Shakespeare suman 5MB. Una canción pop tiene alrededor de 4MB.
Gigabyte (GB). (1.000 MB). Proviene de la palabra griega gigante. Una película de dos horas puede ser comprimida en 1-2GB.
Terabyte (TB). (1.000 GB). De la palabra griega monstruo. Los libros de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. suman 15TB.
Petabyte (PB). (1.000 TB). Todas las cartas que entregue el Correo de Estados Unidos este año sumarán 5PB. Google procesa alrededor de 1PB por hora.
Yottabyte (YB). (1.000 zettabytes). En la actualidad, es demasiado grande para imaginarlo.
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