Utilizar aplicaciones que están alojadas en Internet, almacenar información en servidores de esa red mundial. Eso es usar servicios "en la nube". La nube (por Internet) es la metáfora que se está imponiendo entre los cercanos a la tecnología digital para referir un fenómeno que no es nuevo, pero que está tomando un renovado impulso, y que posiblemente en 2010 siga creciendo. Se trata de trasladar a computadoras remotas acciones que habitualmente se llevan a cabo en la computadora propia.
Editar textos, por ejemplo, es una de las tareas que solían realizarse sin darle ninguna intervención al ciberespacio. El procesador de textos estaba alojado en el disco rígido de la PC o la notebook del usuario; los documentos producidos se almacenaban allí también. Pero últimamente es posible escribir y guardar un libro entero sin tener instalado en la computadora ningún software de oficina, y sin ocupar un solo bit del disco propio. Todo puede trasladarse a la nube, es decir, a servidores que tal vez estén a miles de kilómetros de distancia, en diferentes puntos del planeta, pero que prometen estar disponibles siempre que el usuario lo requiera desde cualquier computadora con acceso a Internet.
Otros de los servicios online que ya se ofrecen, entre otros son planillas de cálculo; softwares para preparar presentaciones; almacenamiento de datos; edición y almacenamiento de fotos, audios y videos.
Los servicios online no son nuevos. De hecho, todos quienes hace años usan webmails (Hotmail, Yahoo!, Gmail) están usándolos. Lo novedoso es que se están expandiendo a muchas aplicaciones, y que Google y Microsoft -con matices- les están dando impulso.
El dueño del buscador más usado presentó días atrás Chrome OS, un sistema operativo pensado casi exclusivamente para los servicios online. Con él, Google quiere que sistema operativo y navegador sean casi la misma cosa. El Chrome OS inicialmente sólo se conseguirá preinstalado en netbooks especialmente diseñadas para funcionar con él, y apunta todos sus cañones a que el usuario pueda encender la computadora y en segundos estar conectado a Internet, donde hará todo, o casi todo.
Microsoft, en tanto, prepara Azure, un conjunto de servicios para empresas entre los que se incluyen poder de cómputo y almacenamiento, a los que se accedería vía Internet y por los que se pagará en relación al uso que se les dé.
Además, la empresa de Bill Gates pondrá online (en principio el año que viene) una versión online, aunque limitada, de su paquete de programas de oficina Office. Ezequiel Glinsky, gerente del Grupo de Nuevas Tecnologías de Microsoft para Argentina y Uruguay, dijo que el Office Web Applications trabajará integrado al Office instalado en la computadora. Pero Glinsky aseguró que no será necesario tener Office instalado en la computadora para usar su versión de la nube.
Glinsky señala además que para Microsoft la nube convivirá con la computación de escritorio más que reemplazarla. "Las computadoras, los celulares y otros equipos tienen un gran poder de procesamiento, y la gente querrá seguir aprovechándolos; además, habrá información crítica que usuarios y empresas preferirán seguir guardando en máquinas propias", argumenta el ejecutivo. Y enseguida agrega que si los "acuerdos de nivel de servicio" son los apropiados, "los datos en la nube pueden estar más seguros que en cualquier computadora".
Respecto de la seguridad de los datos, Sebastián Bortnik, analista de Seguridad de la firma Eset, cuenta que es la principal objeción que las empresas plantean a los servicios online. "Varias encuestas muestran que las compañías se niegan a confiar sus datos a la nube porque no están seguras de que se mantengan en la confidencialidad necesaria", dice Bortnik.
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