La educación pública uruguaya está en crisis. Todos los estudios lo demuestran y la evidencia se sigue acumulando. El siguiente artículo, que cito completamente, retoma los últimos datos y analiza las respuestas oficiales como explicación de los mismos. Concuerdo en que las paradojas son demasiadas...
Cuanto más se profundiza en el estado de la educación pública en nuestro
país, más lamentable resulta el contenido de los informes que se
conocen. Y en la misma sintonía van las explicaciones provenientes de
sus autoridades.
De
acuerdo a los datos surgidos de la Rendición de Cuentas y Ejecución
Presupuestal presentada por el Ejecutivo, sobre lo cual se informó en
este diario el miércoles pasado, surge que la escuela pública hoy
atiende a 53.000 niños menos que hace 10 años.
Entonces, desde la dirección de la ANEP se dice que se
debe a la baja de la natalidad que hay en el Uruguay. Y para reafirmar
lo dicho, se indica que mientras en los noventa nacían unos 55.000 niños
en cada generación, a partir del siglo XXI el número ha bajado a unos
47.000 alumbramientos anuales. Pero,primera paradoja, al mismo tiempo
resulta que el alumnado en el sector privado creció un 18%, lo que
significa 8.600 alumnos menos en la parte pública a partir de 2005,
momento en que pasó a gobernar el Frente Amplio.
La segunda paradoja es
que se suponía que al llegar la izquierda al supremo control, habría de
florecer la enseñanza impartida desde el Estado. Ese feudo que a lo
largo de los años fue cooptado por dicha fuerza por medio de los cuadros
directivos, gremiales y docentes, con una mayoría voluntaria (pobre de
quien se atreva a no adherirse) o involuntariamente afín a esa línea
política. Estrategia gramsciana que alcanzó una especie de apogeo con la
ley de Reforma Educativa sancionada bajo la administración Vázquez,
impulsada por los sindicatos y la entonces ministra de Educación, luego
devenida en subsecretaria, la Ing. María Simon.
Tercera paradoja. De acuerdo a la misma dirección,
cuando hay una mejora económica en la sociedad, esta elige mandar a sus
hijos a los colegios privados. O sea, un claro reconocimiento de que la
escuela pública es peor, porque de lo contrario, es difícil que se
privilegie tener que pagar por la enseñanza de los menores, si de igual
calidad se trata en establecimientos de ambos tipos. Máxime cuando una
buena parte de los padres tiene que hacer un gran esfuerzo y hasta
sacrificios, para poder solventar esos costos.
Cuarta paradoja. Tampoco es de recibo el argumento
de la baja tasa de natalidad como motivo de la reducción de los
educandos en las escuelas bajo el imperio de la ANEP, si se
tiene en cuenta que todos los estudios al respecto muestran que es en
los estratos más pobres donde nacen más infantes. Y es justamente en
este sector de la sociedad donde no hay otra opción que mandar a
estudiar a los niños a la enseñanza gratuita.
La quinta paradoja es
que no hace mucho se conoció un relevamiento efectuado en el Palacio
Legislativo. Tras ello se supo que la gran mayoría de los legisladores
del Frente Amplio mandaba a sus vástagos a estudiar en centros
educativos privados.
La sexta paradoja es que desde 2005 a 2013, el gasto
real por estudiante de Educación Inicial y Primaria, aumentó un 133%. Lo
cual indica una inversión por estudiante de 49.000 pesos por alumno.
Para los liceales, el crecimiento fue de un 111%, equivalentes a 48.000
pesos por alumno. La mayor parte del gasto fue para remuneraciones. El
salario de los maestros creció un 155% y para los profesores de
Secundaria la suba fue 129%.
La séptima paradoja, por no llamarla de otro modo, es
que presenten como motivo de esta merma un hecho que en principio
debería ser una buena noticia, pero que lamentablemente encierra una
gran falacia. Aduce el directivo que en Primaria hay menos alumnos
porque últimamente ha habido una caída en la repetición, que pasó de
8,6% en 2004, a 5,4% en 2013. Especifican que el descenso se ha dado
especialmente, en las escuelas del quintil de menos recursos económicos,
donde históricamente hay más altas tasas. De primero a sexto año bajó
de 12,8% a 9,1% entre 2004 y 2012, afirman. Pero lo que no mencionan es
que, cuando llegan al liceo, en el primer año, un 30% tiene que repetir.
Las carencias educativas que traen de Primaria, sorteadas por el
llamado "pase social" que permite pasar al liceo a jóvenes que ni
siquiera saben escribir correctamente su nombre, las arrastrarán luego
por la enseñanza media, donde el índice de repetición es mayor al 40%. Y
para mayor descrédito, están las 3.000 horas sin adjudicar este año en
Secundaria, con el subsiguiente perjuicio a los estudiantes y al nivel
de la educación.