Cada vez se recopilan más datos sobre los más pequeños a través de juguetes, hospitales y escuelas.
- ¿Cómo les afectan las medidas que se toman a partir de ellos?
- ¿Cómo se gestiona su derecho al olvido?
- ¿Cómo se respetan sus derechos?
- ¿Cómo deberían representarse los intereses de los niños en el debate sobre privacidad y big data?
Los responsables de la Oficina de Investigación de UNICEF en Florencia (Italia) Gabrielle Berman y Kerry Albright alertan de que los derechos de los niños están infrarrepresentados. "Debido al potencial que esto tiene para generar un impacto severo, duradero y diferencial en los niños, sus derechos deben estar firmemente integrados en las agendas de los debates globales sobre ética y ciencia de datos", advierten.
Las cuestiones de privacidad siempre son complejas, pero su impacto en los niños nunca había sido tan grande. Los datos se recopilan y procesan en una escala antes inimaginable que crece a un ritmo espectacular. "Esta acumulación implica que se recopilarán datos de los niños durante su vida como nunca antes se había hecho", indican Berman y Albright.
Evidentemente, habrá beneficios. Los expertos en salud esperan utilizar esta información para personalizar y mejorar la medicina, por ejemplo. Otros esperan ofrecer servicios mejores y más precisos adaptados a las necesidades de cada persona. La próxima generación será la que más se beneficiará de esto.
Pero también hay desventajas. Uno de los problemas es la persistencia de los datos: la información recopilada sobre niños y adolescentes podría estar vinculada a ellos a través de terceros para siempre.
Como Berman y Albright concluyen: "No hay mejor momento que ahora para alentar un mayor debate y diálogo entre los derechos de los niños y las comunidades de ciencia de datos para mejorar las vidas de los niños en todo el mundo".
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