Los bootcamps, o escuelas de programación intensivas, que han ido surgiendo en el mundo desde 2011, están entre lo subversivo y lo bueno. Por un lado, son escuelas que surgen al margen de los sistemas educativos, no están acreditadas por una autoridad educativa, no siguen un currículum fijo, y sus modelos de enseñanza son completamente diferentes a la enseñanza tradicional en el aula.
Y, por otro lado, su surgimiento se debe a una falla en el sistema, porque los sistemas educativos y de formación para el trabajo no han sido capaces de dar respuesta rápida a la necesidad imperiosa de contar con talento digital en la nueva economía en que vivimos. Efectivamente a nivel global hay una brecha enorme de habilidades provocada por la automatización y las nuevas tecnologías, entre otros factores, pero según el World Economic Forum, en América Latina la brecha de habilidades es la más alta de todo el mundo.
En este artículo se comentan los casos de dos bootcamps latinoamericanos y las tendencias del sector en cuanto a oferta y financiamiento.
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