La curiosidad tiene un impacto masivo en la educación; puede mejorar el compromiso, la memoria y hacer que los estudiantes tomen control de su aprendizaje. Una de las mejores maneras en que los estudiantes expresan interés es cuando comienzan a hacer preguntas, porque alimenta su proceso creativo en la investigación y la ideación.
Para llegar a la pregunta correcta se debe pensar en el problema, investigar diferentes ángulos y tener curiosidad para saber más sobre el corazón del asunto. Aún así, la habilidad de preguntar es raramente enseñada deliberadamente en la escuela.
¿Cómo pueden los maestros capacitar a los estudiantes para que puedan comenzar a hacer preguntas? El Observatorio Tecnológico de Monterrey tiene algunos consejos:
- No juzgues, crea un espacio seguro que permita cometer errores.
- Dales tiempo; deja que el alumno piense. Algunos estudiantes se les dificulta hacer preguntas.
- Regala la respuesta y haz que formulen la pregunta.
- Deja que hagan tantas preguntas como puedan.
- Tengan una “semana curiosa” dediquen tres o cinco días del año escolar donde los estudiantes desarrollen un proyecto e investiguen algo que les interese para que puedan hacer una pregunta y encontrar las respuestas.
- Da ejemplos, comparte tus preguntas, incluso las ‘malas’, y pide a tus alumnos que respondan por qué fue una pregunta ‘incorrecta’.
- Entrega tarjetas de índice al final de una lección, permite que el estudiante haga preguntas anónimas y responde la pregunta en clase.
- Refuerza y recompensa al decirle al estudiante que es una buena pregunta o buen cuestionamiento.
- Asigna grupos pequeños o parejas para que puedan discutir preguntas; los estudiantes se sienten más cómodos preguntando entre sus compañeros.
- Enséñales la importancia de ser curiosos, hacer preguntas y buscar respuestas. Muchas de las innovaciones de hoy vinieron de ser curiosos.
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