Formación. Alto número de estudiantes con baja calificación optan por el IPA o magisterio Muchos presentan dificultades de lenguaje El contexto socioeconómico condiciona los estudios
RAÚL MERNIES para el Diario "El País", MVD, UY
La mitad de los estudiantes que ingresan al IPA o a magisterio fracasó en carreras universitarias. Muchos tienen carencias ortográficas y de uso del lenguaje. Según expertos optan por la docencia muchos estudiantes de niveles socio económicos bajos.
Un informe del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar), que siguió a un grupo de estudiantes desde 2003, señaló que la posibilidad de acceder a educación superior no sólo es mayor para quienes asistieron a liceos privados, sino que también existe una "segmentación académica" dentro de las instituciones.
"Las universidades privadas reclutan a los que tuvieron mejores desempeños académicos en el liceo; la Udelar a los alumnos "promedio"; y los que tienen calificaciones debajo del promedio suelen volcarse a institutos de formación docente", dijo un estudio de los doctores en Sociología Marcelo Boado y Tabaré Fernández publicado el pasado febrero.
"Esto es muy preocupante", apuntó a El País el rector de la ORT Jorge Grünberg. "Uno espera que a formarse como docentes vayan personas con altos niveles de aprendizaje y motivación. La profesión docente es de particular importancia porque es decisiva en la formación del capital humano de las nuevas generaciones", agregó.
El informe sostiene que en Uruguay se pueden distinguir cuatro "status socioacadémicos" en la educación superior: el "estrato alto", formado por los estudiantes de las universidades privadas; el "medio alto", integrado por estudiantes de la Udelar; el "medio bajo", de estudiantes de los institutos universitarios privados; y, finalmente, el "status bajo", integrado por quienes acceden a una educación terciaria con inserción laboral garantizada: la formación docente, militar y policial.
"La carrera docente está poco valorada, en especial a nivel de secundaria", reflexionó Grünberg. "Esto se da por una cantidad de factores. Uno es el salarial: otro son los problemas ecológicos, es decir, el stress que rodea a la vida del docente en liceos públicos que están en zonas peligrosas y, el tercero, la multiplicidad de empleos que sufre el profesor, que tiene que ir de un liceo al otro y recargarse con muchas horas".
La Secretaria General de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), Verónica De León, calificó de "muy triste" la conclusión del estudio y agregó: "Si los números dicen eso, hay que cuestionarse qué oportunidades está dando el país en formación e inserción laboral". Agregó que "en magisterio hay un enorme componente vocacional que no puede dejar de tenerse en cuenta".
Raúl Gil, profesor del Instituto de Profesores Artigas (IPA), e integrante de la intergremial de Formación Docente, señaló que "hay muy pocos datos estadísticos de estos temas", pero dijo que "dentro de las pocas cosas que se registran, se sabe que la inscripción en el IPA está integrada por un 50% que primero eligió la Udelar, fracasó, y después se volcó a la formación docente".
El profesor de profesores dijo también que "en la Udelar es notoriamente más difícil mantenerse por varios motivos: curriculares, procedencias sociales, estructuras cognitivas, el régimen de horarios, etc".
Señaló que, según datos de 2005 "el 30% de los estudiantes de magisterio tenía necesidades básicas insatisfechas". A su juicio esto "quiere decir que la gente que elige magisterio está asociada a un perfil sociocultural que tiene dificultades económicas".
Para Grümberg "la docencia tiene muy poco espacio para el crecimiento y los jóvenes ambiciosos, que saben que van a alcanzar el techo de la docencia a los 60 años y se dedican a otra cosa".
"Si queremos atraer jóvenes ambiciosos, más que salario hay que ofrecer una verdadera carrera, en la que se pueda progresar en base a méritos y no solamente en base a antigüedad", agregó.
La dirigente De león de la FUM opinó: "Es una carrera relativamente corta y que ofrece inmediatamente una inserción laboral, pero con eso no alcanza. Para nosotros la formación es una preocupación importante; no tenemos título universitario", dijo. "El problema es cómo esa persona que se formó y que dio su primer paso con el título, continúa formándose. Porque si no, toca el techo enseguida. Antes existía el Instituto Magisterial Superior, donde se podían hacer especializaciones, pero cerró hace más de 10 años. Después se creo el instituto Pivel Devoto, que brinda actualizaciones, pero no es suficiente", estimó.
Gil relativizó la teoría de que muchas personas relacionan estas las carreras con la posibilidad de ascender de status social.
"Es imaginado así, pero en los hechos, el salario de un maestro es casi la mitad de lo que cobra un policía. Una maestra gana $8.500, pero desde el punto de vista social, que el hijo de un clasificador llegue a ser maestro es un ascenso", admitió. "Tenemos la sensación de que quienes eligen magisterio vienen de niveles socioeconómicos peores a los que eligen el IPA", dijo.
Según Gil "a formación docente llegan dos vertientes diferentes: los que fracasaron en la universidad, y titulados universitarios que en el campo laboral no consiguen trabajo".
Como muestra señaló: "En el profesorado de biología llegué a tener 25 tipos sentados de los cuales 14 eran médicos".
Deserción.
Tanto en el IPA como en magisterio la deserción ronda el 60%, señaló Gil. "Del 40% restante, la mitad da el examen y pierde", agregó. En promedio, un estudiante del IPA, que tiene carreras de cuatro años, demora entre ocho y nueve años en egresar, señaló el docente.
Uno de los aspectos que históricamente caracterizó a las carreras docentes es el bajo nivel salarial. A este factor se le atribuye el escaso atractivo y los niveles decrecientes de inscriptos, salvo en momentos de crisis.
"En el momento más duro de la crisis de 2002 los inscriptos aumentaron. Hasta 4.000 tipos se inscribieron sólo para profesorados. Desde 2005 en adelante, cuando la situación económica ya era mejor, registramos poco más de 1.000. En este momento los maestros que egresan por año no alcanzan para cubrir las vacantes anuales generadas por los que se jubilan", apuntó.
El docente señaló, además, graves problemas en el manejo del idioma español entre estos estudiantes "Asustan", agregó. "Los estudiantes no tienen la subjetividad necesaria para ser estudiantes de nivel terciario y su mundo cultural es la televisión, internet y esas cosas. No son capaces de estructurar racionalmente un discurso, te dicen: `O sea… Este… digo, es como eso; tipo nada. Pierden los parciales porque se cansan de escribir. En una prueba de 2.15 horas, un estudiante generalmente escribe 40 líneas. Cada hoja tiene 28 renglones de cada lado", relató.
Comparación.
El seguimiento a estudiantes evaluados en 2003 se realizó en otros países. El estudio de Boado y Fernández establece que de esos estudiantes, sólo uno de cada cuatro se encuentra actualmente cursando educación superior (el 25%). En Australia ese índice es de 45% y en Canadá el 62%. "Claramente el perfil educacional de esta generación no está acorde a las aspiraciones de un proyecto de desarrollo fundado en la incorporación de la ciencia y la tecnología a la economía", concluye la investigación.
El hogar condiciona los estudios
El informe de los sociólogos Boado y Fernández señala que el acceso a la educación superior está condicionado por las experiencias escolares y liceales anteriores, y a la posición social del hogar de origen. "Lo más preocupante es que las primeras (experiencias escolares y liceales) están segmentadas institucionalmente: los estudiantes que en 2003 asistían a un colegio privado tienen tres veces más chances de acceder a educación superior que los que asistían a públicos", afirma.
De quienes que crecieron en entornos socio económicos muy desfavorables, cinco de cada 100 llega a la educación superior. Entre los que crecieron en entornos muy favorables, 89 de cada 100 lo logra.
Otro dato relevante surge de un estudio de Unicef sobre los jóvenes que logran terminar el liceo. Se tomaron muestras de cuatro de los barrios de bajos ingresos de Montevideo y de otros cuatro de altos ingresos. Las conclusiones más destacadas establecen que en Casavalle, apenas cinco de cada 100 alumnos lo logra, mientras que en Punta Carretas, 87 de cada 100 terminan exitosamente el bachillerato.
"Me impresionó mucho ese dato", dijo el rector de la Universidad ORT Jorge Grünberg. "En países como Finlandia, Singapur o Corea del Sur, que en pocos años lograron mejorar mucho su sistema educativo, una de las primeras cosas que hicieron fue atraer gente muy buena a la carrera docente", apuntó.
El IPA no enseña informática
Aunque la educación primaria tuvo una revolución con la implementación del Plan Ceibal (y Secundaria la tendrá en el segundo semestre de 2010), en los institutos de formación docente no hubo cambios. "Parece raro que habiendo hecho un nuevo plan de estudios, no se haya pensado en el Ceibal. Hoy no se enseña informática ni inglés a los futuros profesores. Los estudiantes están más adelantados que el cuerpo docente", dijo Gil. Verónica De León, de FUM, señaló que "hoy hay maestros que tienen esa herramienta y no la pueden explotar porque no saben cómo manejarla".