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4 de diciembre de 2017

50 años de LOGO: ¡ feliz cumple !


Hoy Google celebra, con uno de sus famosos doodles, el cumpleaños de uno de los primeros lenguajes de programación específicamente diseñado para niños, concebido en una época donde esa idea era revolucionaria.

Estos días, en la Semana Educativa de la Informática (Computer Science Education Week) que se celebra hasta el día 10, millones de personas en todo el mundo, especialmente los más pequeños, tendrán su primera experiencia con la codificación. Pero la historia se remonta exactamente 50 años atrás, en los años 60 del pasado siglo.


Symour Papert fue pionero de la inteligencia artificial e inventor del lenguaje de programación ‘Logo’ en 1968. Es considerado un destacado científico de la computación, matemático y educador. En 1963 fue invitado a unirse al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde en unión con Marvin Minsky fundó el Instituto de Inteligencia Artificial. 


El invento de Papert, llamado ‘Logo’, funcionaba como un instrumento didáctico que permitía a los alumnos, sobre todo a los más pequeños, construir sus conocimientos. Era una potente herramienta para el desarrollo de los procesos de pensamiento lógico-matemáticos. Para ello, construyó un robot llamado la “tortuga de Logo” que permitía a los alumnos resolver problemas.

La primera vez que oí del lenguaje Logo fue cuando trataba de programar una Apple II, computadora con la cual había hecho mis primeros pasos de programación usando el lenguaje BASIC. Un artículo de la revista "Mecánica Popular", en 1984, me dio algunos ejemplos de programas hechos con Logo y confirmó la existencia de una versión para Apple.

Tiempo después ya tenía mi copia y me deleitaba trazando dibujos moviendo a la tortuga por la pantalla.
Todo iba muy rápido. El instituto donde trabajaba compró robots, la famosa "tortuga de Logo", que nos permitió enseñar el lenguaje a edades muy tempranas, a partir de los 6 años. Para ello se empleaban tarjetas, similares a las tarjetas perforadas que se usaron como ingreso de datos durante muchos años en las computadoras de la época. Futuro y presente se encontraban...

Recuerdo con mucho cariño aquellos tiempos, el entusiasmo de los niños, la mirada circunspecta de los docentes, el sueño esperanzado de los padres. Tiempos de búsquedas, experimentación y mucha, mucha entrega. Como decimos en Uruguay, "lindo haberlo vivido para poderlo contar".



La tortuga "Jeulin" con la que enseñábamos a los más chicos a programar.
Para ello se empleaban esas tarjetas plásticas con perforaciones que se ven en las imágenes que el niño debía elegir entre una pila de tarjetas. 
Luego las insertaba, de a una, en la caja oscura que las "leía".
La orden viajaba luego hacia la transparente "tortuga", que se movía por intermedio de 2 ruedas accionadas por motores.

23 de marzo de 2010

Releyendo a S. PAPERT

Releyendo un interesante diálogo entre S. PAPERT y P. FREIRE sobre el futuro de la escuela (hacia finales de los '80...!) extracto una pequeña parte donde Papert habla de 3 fases en el aprendizaje de un ser humano.

La primera transcurre desde el nacimiento hasta el ingreso en la escuela. En esta etapa, dice Papert, el niño aprende experimentando, auto-dirigiendo su aprendizaje. Luego se produce algo importante: el niño trasciende lo que ve y toca, y comienza a preocuparse por lo que le dicen, lo que escucha, que no ve o toca directamente. Entonces, comienza a hacer preguntas, y espera de sus mayores las respuestas. El aprendizaje comienza a depender de las respuestas de los adultos, y la escuela, en este sentido, limita mucho el aprendizaje auto-dirigido. Pero en esta fase descubrimos y aprendemos habilidades, competencias, que serán muy útiles luego para aquellos que quieran seguir por sus propios caminos la aventura del aprendizaje continuo. Comenzamos entonces la fase 3, la que se parece mucho a la primera, porque en ella nuevamente volvemos a controlar la manera en que aprendemos, no dependiendo tanto de los otros y sí mucho de nosotros mismos.

Papert va entonces más allá, y analiza el rol de las TIC en estas fases. Concretamente, cita el caso de su nieto, y se maravilla al ver cómo consigue (gracias a un video que él mismo aprendió a elegir, colocar y reproducir) saber más sobre algo que le interesa. Lo que lo maravilla realmente no es que sepa operar el reproductor de video, sino la diferencia que constata entre él y su nieto a la hora de aprender. Su nieto está "corto-circuitando" la fase 2, porque encontró la manera de obtener mucha información sobre un tema que le interesa sin necesidad de recurrir a un adulto. La tecnología se transforma entonces en su aliado, en el recurso que le permite obtener más de lo que le importa. Papert ve en los más pequeños, aquellos entre 3 y 5 años, los que más se pueden beneficiar de este aporte.

El objetivo de los educadores, dice, deberá ser pensar nuevas formas de relacionarse con los niños, y cómo "organizar" el triángulo niño-adulto-conocimiento. 

No puedo dejar de pensar en el aporte que están haciendo las XO en el sentido descrito por Papert, hace casi 30 años. He comprobado cómo, gracias a la máquina, muchos niños forjan sus propios caminos de aprendizaje y encuentran nuevas formas de potenciar su curiosidad y sus deseos de aprender más y mejor. Y he comprobado también cómo el sistema educativo vigente cruje y se queja frente a esta realidad. 

Recuerdo entonces la famosa frase del Orville WRIGHT, quien, consultado sobre el futuro de la aviación a la que dio origen, se limitó a decir:

 “NO PUEDO RESPONDER, EXCEPTO ASEGURAR QUE SERÁ ESPECTACULAR”.