"El problema es que lo que antes quedaba en el ámbito privado y en un rato de sonrojo, ahora, con las redes sociales, es público y constante. Los padres comparten en internet la vida de sus hijos, incluso antes de que nazcan, sin pensar en las consecuencias."
Solemos ver el problema al revés, pensando en todo el material que nuestros hijos suben a las redes sociales y que puede traerles muchos problemas. Pero no nos detenemos a pensar, y menos a medir, los perjuicios que podemos ocasionarles al publicar material sobre ellos que puede resultarles incómodo, ofensivo o vergonzoso.
"El 92% de los menores en EEUU tiene una identidad digital a los dos años, recoge la escritora y periodista Nancy Jo Sales en su libro American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers, donde expone la nula privacidad que tienen los niños hoy. Antes de que el pequeño/a cumpla los cinco años, sus padres han subido cerca de 1.000 fotografías de él/ella a las redes. Antes de que el menor sepa lo que es un correo electrónico, antes de que aprenda a manejar un móvil, antes de que se abra un perfil en Facebook, su imagen y testimonios de su día a día ya circulan por todos esos medios."
El sharenting -combinación de share (compartir) y parenting (crianza) hace referencia a la sobreexposición a la que se ven sometidos los hijos en las redes sociales de sus padres. El término lo empezó a usar el diario estadounidense The Wall Street Journal en 2003.
Muchos padres suben fotos por el deseo de compartir con amigos y familiares los primeros pasos, las primeras comidas, pero eso rápidamente puede derivar en una sobreexposición que puede afectar la identidad del hijo cuando sea más grande. Sin darse cuenta, están vulnerando su privacidad personal y familiar.
"La Universidad de Michigan ha publicado un análisis sobre el sharenting que muestra que el 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% aporta datos que pueden llevar a localizar al niño y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas."