Hace hoy 40 años, el ingeniero electrónico Martin Cooper realizaba la primer llamada con un teléfono celular.
El 3 de abril de 1973, ante la mirada atónita de varios transeúntes (y la presencia de la prensa) Martin Cooper inició una revolución: en la Sexta Avenida de Nueva York, usó un teléfono sin cables para llamar a otra persona. Un teléfono que usaba una antena especial en el techo de un edificio para tomar su llamada y conectarla con la red de telefonía fija.
¿Llamó a su jefe? ¿A su esposa? ¿A su madre? No: a Joel Engel, su -en ese entonces- archienemigo laboral. Cooper trabajaba en Motorola; Engel dirigía los laboratorios Bell de AT&T. Ambos buscaban lograr lo mismo, un teléfono celular funcional. Cooper hizo la primera llamada, y le dio el dudoso honor a Engel de ser la primera persona en el mundo que atendió una llamada de ese tipo en un teléfono normal. "No le hizo mucha gracia", recuerda Cooper.
No hay, dicen, una tecnología industrial que se haya difundido tan rápido, ni que alcance a tanta gente. Hay 6.000 millones de usuarios de teléfonos celulares pero, como alertó Naciones Unidas hace dos semanas, sólo 4.500 millones tienen acceso a un baño limpio.
A seguir, algunos pasajes de la entrevista que le hiciera a Cooper el diario La Nación:
-El celular cambió nuestra sociedad, todo el mundo está disponible, modificó las costumbres también.
-Sí. En términos generales estoy contento, creo que nos hizo una sociedad más productiva en todos los niveles, y la gente es más feliz por eso. Es cierto que cambiaron algunas costumbres, pero sucede con todas las tecnologías así de disruptivas. Y el teléfono tuvo desde el primer día un botón para apagarlo si no querés que te molesten. Pero recién comenzamos, creo que los teléfonos del futuro serán muy diferentes.
-¿Le gustan los celulares actuales?
-No. Me parecen todos iguales, todos difíciles de usar. Cuando entro en un negocio de teléfonos los veo y todos tienen el mismo aspecto, todos hacen lo mismo. Me gustaría que fuera más como con los autos, que tenés variedad de tamaños, colores, diseños y formatos, y podés elegir varias de esas cosas antes de comprarlo. Están tratando de que los celulares actuales hagan de todo, y cuando querés hacer todo con una sola cosa esta termina no siendo particularmente buena en nada. Yo pienso en un futuro de dispositivos muy especializados interconectados, que lleves una suerte de computadora central en el bolsillo y a eso se le conecten otros elementos, un auricular en la oreja, un sensor biométrico bajo la piel para monitorear tu salud, cosas así. Hace unos años mi esposa creó Jitterbug, un teléfono muy sencillo que solo hace llamadas y manda mensajes, y es fácil de usar. Tiene unos 500 mil usuarios, la mayor parte es gente mayor.
-Inevitable preguntarle, entonces, qué teléfono usa.
-Todo el mundo me lo pregunta siempre, así que siento que tengo que estar probando todos los teléfonos. Siempre tuve de todo, tuve iPhone, hace unas semanas estuve usando un equipo de Nokia con Windows Phone, ahora le estoy hablando desde un Motorola Razr M; en unas semanas tendré otro.
-Así que lleva 50 años dedicados a las telecomunicaciones.
-Desde chico supe siempre que sería ingeniero, me encantaba armar y desarmar cosas; y sigue siendo así. Siempre creí que es importante ser muy bueno en algo, especializarse, y eso hice. Además me gustan muchas cosas; cada 5 años trato de variar el foco para aprender otras cosas, ahora estoy metido en temas de salud, se viene una revolución en ese área. Y la idea de no estar trabajando cada día, de no estar usando mi mente, es terrible para mí.
El primer teléfono comercial del grupo de Cooper fue el DynaTAC 8000x (también conocido como "el ladrillo"). Pesaba 800 gramos, permitía hacer llamadas y recibirlas, y nada más; faltaban diez años para los SMS. Su compañero de andanzas fue el TX400, que gracias a la batería incluida en una valija tenía más autonomía y mejor señal.
En Estados Unidos el 8000x costaba entonces casi 3.995 dólares (unos 10.000 dólares actuales, aproximadamente, según calcula Cooper). "No era para cualquiera, claro. Todo el mundo se asombraba cuando lo veía, pero era carísimo. Creíamos que iba a ser popular, pero al principio era poca la gente que podía pagarlo. Los que comenzaron a usarlo enseguida fueron los vendedores inmobiliarios, que entendían las ventajas de estar siempre disponibles y de poder hacer una llamada desde cualquier lado. Pero no a todos les gustaba, un abogado me dijo entonces que jamás usaría un celular."
En EE.UU. se hizo la primera llamada, pero fue Japón el país con el primer servicio de telefonía celular, en 1979; los países escandinavos comenzaron a dar el servicio en 1981. EE.UU. habilitó el servicio comercial en 1983 (con AT&T; el diseño de la red lo hizo Joel Engel ); en el Río de la Plata se ofrece desde 1989.